Con este Blog abro un camino de confluencia entre mis escritos literarios y los pedagógicos. El escritor y el maestro juntan sus voces para lanzar un mensaje alto y claro: Sí, es posible el pasaje hacia un mundo mejor... ¿Seguro? ¡Segurísimo! Ahora bien, desde ya te digo que no basta con querer creerlo, hay que creer... Creer en la filosofía de vida relatada en Goig o en la mostrada por la Escuela de la Alegría es un punto de arranque... Quizás no será el ideal, quizás tampoco el mejor, pero es necesario dibujar unas líneas en el horizonte si de verdad queremos partir hacia algo. Si no has leído nunca mis escritos seguramente te perderás ante mi seguridad. Si así es te convido a leerlos. Puedes hacerlo aquí o, si me lo requieres, te los mando por mail. Pero si ya eres lector/tora habitual entenderás muy bien hacia donde quiero ir... Y si en verdad piensas como yo te invito a quedarte... ¿Te gustaría ser ciudadano de Goig? Ya te explicaré como... ¿Para qué? Quien sabe, pero, ¿no dicen que la unión hace la fuerza? ¿Probamos? Sea cual sea tu opción mil gracias por tu visita y ya sabes: vuelve cuando quieras.

En la Tierra de Nunca Quizás. La Nación de Goig. EL VIDEO PROMOCIONAL

lunes, 1 de noviembre de 2010

Un sentimiento compartido para un universo de vivencias...

PASAJE HACIA UN MUNDO MEJOR

EN LA TIERRA DE NUNCA QUIZÁS. LA NACIÓN DE GOIG (23)

En un sentimiento compartido se prepara un universo de vivencias que siempre nos pueden llevar al más allá...



3.2.13. La última noche en la Posada del Amor: De cómo observando las estrellas se abrió el Telón a un universo listo para compartir...

Durante la última noche Teresa y Raimon bajaron hasta la playa y se echaron en la arena, boca arriba, mirando el cielo... Siendo el valle de Goig un lugar donde no se abusaba nunca de la luz artificial los resplandores de la tierra solían perder siempre el pleito con el universo. Pocas veces en su vida Teresa pudo disfrutar de un panorama tan excelso y rico, y eso que a ella siempre la apasionó la astronomía y podía presumir de haber viajado a lugares de la tierra muy inhóspitos para poder disfrutar de ese extraordinario tapiz moteado de brillosos misterios que, además, nunca se disponía exactamente igual. El primero que acompañó al son de la mar peregrina fue Raimon:

- ¿Está bien, vida?
- Difícilmente estaría mejor. Observaba, pensaba... Escuchaba en mi interior, sentía... El aire, las olas, tu compañía, la arena abrazando mi cuerpo, ... Es como si sintiera la magia del universo acariciando cada instante... Que niña, ¿verdad?
- Yo diría más bien: ¡qué hermosa! ¿Sabes? Ese es uno de esos momentos que nos gustaría congelar y guardar, para ir pudiendo revivirlo de vez en cuando.
- Mire donde mire me siento fascinada. Y pienso: ¿se me habrá quedado el Señor de la Transformación llamado Plutón pegado a mi pupila? ¿O quizás ha sido el maravilloso brillo de Venus que me no deja de hablarme tan tiernamente de Amor? O Júpiter, ese descarado y maravillosamente positivo punto brillante que siempre destaca en nuestro cielo y que tanto derroche nos da? Y la Luna, ¿no la ves? Uf… Siempre tan femenina, callada y majestuosa. Siempre cumpliendo su promesa de iluminar nuestra noche hasta esperar que sea el sol quien la releve…
- Calla... ¿La viste? Una estrella fugaz... ¿Te dio tiempo a pedir un deseo?
- Vida, ¿para qué? Ahora mismo me siento tan llena, tan rica... En algún lugar habrá alguien que lo necesitará más que nosotros, ¿no crees?
- Seguro... Segurísimo. Ven, acomódate aquí, conmigo.

Raimon se desplazó y sentó detrás de Teresa, levantando su cabeza para reposarla en su falda. Luego, con los dedos de sus dos manos comenzó a dibujar, a trazar recorridos sin otro sentido ni objetivo que dibujar un tierno masaje.

- No te dormirás, ¿verdad?
- No podría. Hoy no podría. ¿Cómo puedes ser tan dulce?
- Volviose la acerosa cuchara dócil y sabrosa cuando recogió la miel...
- Mentiroso... ¿Tú aceroso? Si eres como un flan de vainilla cubierto con nata y briznas de chocolate...
- Vale, pero no es menos cierto que dispuesto en tu plato me vuelvo más sabroso y, a la vez, anheloso... Pues la dulzura puede cursar su delicia sólo si va a ser relamida.
- Y la ternura su holgura derramará sobre un manto de suave recibo.
- Vaya, mi amor cambio su risa, y ahora es grácil poetisa...
- El amor nos vuelve a todos poetas... No sé quien lo dijo, pero es tan cierto... ¿Me dejas que te cuente cosas?
- Claro, cariño.
- Pero ven, túmbate a mi lado, quiero sentirte muy cerca. ¿Me abrigas con tus brazos?
- Dios, contigo la paz es un haz de luz que nunca se apaga...
- Hablando de luz. Cuando tu miras a tu alrededor ves lo que está pasando, ¿verdad?
- Claro.
- ¿Pues sabes que me encanta de ese cielo que ahora mismo estamos mirando? No vemos el presente. Es tan impresionante la dimensión del universo, tan largas las distancias, que hay estrellas que nacieron ya pero la luz de las cuales no llegará aquí hasta de aquí millones de años. Y de igual manera estamos viendo estrellas que hace tanto tiempo que murieron. Te miro a ti y veo el ahora, a cada instante ese instante. Si miro al cielo veo millones de instantes, millones de fotogramas de la historia.
- Nunca lo había pensado de esa forma. Es un punto de vista realmente mágico. ¿Pudo alguien calcular cuantas estrellas hay en el universo?
- Con exactitud es imposible, pero una vez leí que si juntáramos un grano de azúcar por cada estrella que existe podríamos cubrir los cinco continentes con azúcar. Dicen que sólo en la Vía Láctea puede haber unas 100.000 millones de estrellas.
- Increíble, realmente impresionante.
- Pero es todo tan relativo, vida. Fíjate: en el aire que respiras con cada bocanada hay más átomos de nitrógeno que estrellas hay en el universo.
- Y en esa relatividad a menudo asentamos una magia realmente cautivadora. En eso nunca dejamos de ser niños.
- Pues en lo mágico muchas veces se pega la esperanza, ¿no crees? Un ejemplo lo hemos vivido antes: tú sabes perfectamente en qué se basa el fenómeno de las estrellas fugaces pero, aun así, sigues pensando en pedir un deseo. De todas las explicaciones que leí sobre el tema para mí la más fascinadora la daban... Vaya, no recuerdo... Decían que con cada estrella fugaz se producía el regreso de un espíritu al cual Dios había permitido volver a nacer, reencarnarse en un bebé.
- Tú que sabes tanto del Universo, ¿crees en su influencia en nuestra vida?
- Sí, y además estoy convencida. Uy, estaría dos días y no pararía de contarte...

Teresa siguió describiendo durante un buen rato datos y curiosidades sobre el Universo. La apasionaba realmente ese tema y poder compartir su saber con Raimon era algo que la hacía muy feliz. Raimon participaba activamente en la exposición, aunque la mayoría de veces era para preguntar o añadir algún escueto comentario a lo dicho. Finalmente, fue una pregunta de ella la que llevó a un cambio de tercio:

- ¿No te sientes realmente muy pequeño, insignificante, ante tal magnitud?
- Si te soy sincero mi sensación siempre ha sido la inversa: el formar parte de esa excelsa maravilla que me acompaña me hace sentir muy importante.
- ¿Y no te preocupa saber, averiguar o descubrir cómo funciona de verdad ese extraordinario envoltorio que envuelve lo que tienes la gran suerte de ser?
- En general me encanta aprender o curiosear en todos los campos. Aunque me parece que tu pregunta va más referida al existencialismo... Si es así mi respuesta será que no: no me obsesiona ni me preocupa más que otros grandes temas.
- ¡Que pena! Resulta tan interesante...
- Y claro que me interesa. Y más me interesará ahora que sé que en ello va una de tus grandes pasiones. Pero volvemos a lo mismo, vida: siendo interesante en mi opinión no debe ser demasiado trascendente. Es mi forma de aceptar en general todo conocimiento: la sencillez está también allí. Tú puedes ofrecerme un largo discurso, expresarme tus creencias, pero si no sé leer en tu silencio nunca terminaré de conocerte. La palabra de por sí no es más que un concepto, y para que tenga cuerpo y alma debe ser percibida con intensidad, con vocación de poder constatarla directamente o de poder imaginarla para entender su valor. Y es así con casi todo: en la percepción final el valor de cada sueño reside en el empeño que nos permitió o no salir a buscarlo. La vida puede vitaminizarse con pensamientos, con anhelos e ilusiones, pero para que sea vida debe alimentarse de vivencias. Un sentimiento puede definirse con hermosas frases y preciosas promesas, pero únicamente con el sentirlo realmente podrás apreciar y mostrar su esencia. Un hombre puede realizarse con sus actos, pero la persona precisa saborearlos para darles sentido. No sé si me expliqué...
- Es que das la impresión de pretender ser agnóstico de todo...
- Eso sería imposible... ¿No creer en nada? Inconcebible. Lo que me parece que intento explicarte sin conseguirlo es que esa sencillez se sitúa justo al lado contrario de la exaltación de cualquier saber. El saber no es un fin, es un medio, nos puede ayudar, quizás guiar, pero no puede ser ni el vehículo ni la carretera.
- Realmente aquí en Goig, y más estando a tu lado, todo parece, todo es sencillo.
- Y, ¿sabes? Para todos, independientemente de sus creencias. Pero, espera... Has dicho juntos, a mi lado, en Goig... ¿No te das cuenta que todo eso en realidad no es el motor que ha hecho que esos días sean tan especiales? Ni el lugar, ni la filosofía, ni siquiera la compañía pueden conseguir nada sin nuestra cómplice entrega. Los seres humanos somos en esencia todos iguales y la naturaleza nos ofrece paisajes muy diversos pero todos potencialmente acogedores. ¿La filosofía? Realmente puede ser una llave para la comprensión, pero nunca abrió ninguna puerta sin antes romper el candado de la pasividad. Para vivir la vida debes sentirte un guerrero, un activista convencido de que nunca dejará de declararse vivo. Las armas están en ti, todas y cada una, y en la brega, fíjate, reside la frontera a conquistar, la paz que puede permitirte seguir luchando. La única forma de sentirnos libres es conectarnos firmemente a eso, a la vida. No serás ni te sentirás más importante por lo que llegues a ser, a saber o a tener, sino por como consigas vivir.
- No puedes ser espectador de tu vida, ¿verdad? La observas, la analizas, la evalúas, la teorizas, ...
- Hay tanta gente prisionera de vidas que no querrían ni de saldo en las rebajas... E intentan vivir desde fuera, en un libro, en un sueño, en un programar lo que podría ser si... Es como si crearan un mundo paralelo interiormente para apagar el fuego del mundo real. Y, ¿sabes? Allí esperan que alguien les saque, aguardan quizás el vuelo de los hechos, un abracadabra que abra mágicamente la puerta ganando un aplauso unánime, un príncipe azul o una princesa rosa que aparezca, algo o alguien...
- Fíjate Raimon que es muy interesante lo que plantean algunos científicos: no hablan de la existencia de múltiples posibilidades a la hora de elegir la realidad sino que van más lejos… Dicen algo así como que ya vives en todas esas posibilidades, que ya eres todo eso que deseas ser e incluso lo que rechazas en ti mismo... El único mecanismo que activa una u otra realidad es "La Observación" que llegues a hacer. Vives todas las realidades posibles aunque solo seas consciente de una. ¿No te parece increíble? Imagina que en algún lugar no temporal existen una Teresa y un Raimon que se están conociendo en el amor pero desde la distancia. Imagina que esa es en verdad la realidad y que lo que tú y yo estamos viviendo ellos lo perciben como un mero sueño. No son capaces de observar nuestra realidad como experiencia y al darle un carácter imaginario no son capaces de transformar su vida en la nuestra, de transportarse a esa existencia potencial pero a la vez real. Perdona, vas a pensar que me estoy volviendo loca… ¿Quizás sí? No, simplemente es que me encanta cuestionarme todo lo referente a la Vida y las múltiples posibilidades que existen en ella… ¿Mundos paralelos? ¿Y si resulta que ese amor que sentimos el uno por el otro y nuestras extraordinarias vivencias no son más que el reflejo de una vida que anhelamos experimentar juntos desde otro plano en que estamos iniciando simplemente la misma experiencia? ¿Y si ese encuentro que vivimos no es mas que la conexión a otro mundo en donde aun ni nos conocemos? No me pongas esa cara… ¿Te estoy asustando? Ja, ja, ja... Pero, no me niegues que es una visión interesante.
- Uf, quizás al final resulta que tú y yo no somos más que los protagonistas de una novela. ¡Vaya responsabilidad!
- ¡No re rías de mí, por favor!
- No me río, cariño, sólo bromeo. Tu teoría es muy interesante. Más que eso, resulta cautivadora. Pero, y vuelvo con el tema, ¿tú crees que debe ser trascendente?
- No te entiendo.
- Estemos en el plano que estemos, vivamos en la dimensión espacio / tiempo que sea, ¿debe eso condicionar nuestra voluntad? ¿Debe variar nuestras expectativas? ¿Debe alterar nuestro modus vivendi?
- No creo. Vaya, seguro que no.
- Si pudiéramos tener la seguridad que nos sitúa en la realidad o en la ficción no ganaríamos más que el conocimiento. Mas ese saber no debería inducir a que fuéramos y actuáramos de una forma u otra según estuviéramos situados a un lado u otro de la línea que separa lo empírico de lo onírico.
- En eso tienes mucha razón. El sentido de la vida debe ser el mismo independientemente de su, digamos, categoría.
- Mira, yo no creo en aquello que se suele decir: “El saber no ocupa lugar”. El conocimiento llena un depósito de carburante que nos puede permitir llegar muy lejos. Sí debe ocupar lugar, nunca podemos ni debemos dejar morir nuestra curiosidad. Otra cosa es pensar que de ese almacén de datos van a depender la ubicación de la fuente de la vida y la calidad del flujo del agua que nos regenera el alma.
- Lógico, si no podría darse un Doctor Honoris Causa de la Facultad más prestigiosa de Historia que no hubiera nunca sabido encarrilar su propia historia.
- Y se dan casos así, seguro... Ni del saber, ni del dinero, ni de la estética, ni... No existen factores vinculados con una vida equilibrada y rica.
- Y, ¿entonces?
- Si yo le pregunto a un niño que es la vida muy seguramente me responderá, asombrado porqué alguien adulto le cuestione algo tan absurdo: “La vida” Pues eso, la vida”. Si insisto y le planteo cual debe ser el sentido de la vida entonces, antes de mandarme a hacer puñetas, me contestará: “¿El sentido de la vida? Pues vivir. ¿Cual va a ser si no?” Seguramente mi madura tendencia a profundizar me llevaría a tantear al niño sobre que significado puede tener “vivir”, pero seguro se habrá ido a jugar.
- Vivir, ¿así de fácil es?
- Así de fácil debería ser para aquellos que no estamos hundidos en la miseria mal llamada “tercermundista”.
- Ya, pero hay un ingrediente, además de lo básico para subsistir, ¿verdad?
- ¿Preguntas o afirmas? Tú sabes la respuesta...
- El amor debe marcar tu identidad.
- Entender que no vives sólo y querer y saber crear una esfera relacional positiva que, claro, rueda por amor. En el centro vas tú y en lo más lejano, en la superficie exterior, el Universo... Mira, aquello que te puede quitar la vida te la puede dar. Te contaré una leyenda: dicen que existía una tribu amazónica donde cuando alguien atentaba gravemente contra las normas tribales era condenado a la “muerte social”. El transgresor era totalmente ignorado por todos: no le hablaban ni escuchaban, hacían ver como si no lo vieran, ... Dejaba de existir. Decía la historia, y yo lo creo, que esa muerte basada en la no identidad no tardaba en conducir a la muerte física. ¿Entiendes?
- Aquello que te puede dar la vida te la puede quitar...

Tras Teresa reiterar ese pronunciamiento, aunque fuera invertido, ambos se mantuvieron en silencio durante un rato. De todas las magnitudes el tiempo resultó siempre la más indómita. Suele pasar que nuestra percepción otorga más rapidez a las vivencias positivas y menos a las negativas. “El tiempo pasa volando” se suele decir cuando te diviertes... Mas no sonríe el minuto más que llora, no se aburre la hora más que vive,... El tiempo es como una regla milimetrada que no se puede ni mucho menos alargar o acortar. La relatividad, pues, no se incube en un momento sino en la apreciación de quien lo vive.
Para Teresa y Raimon los días pasados en la Posada del Amor no habían desfilado ni mucho menos velozmente. El ser humano tiene cuatro extremidades anímicas: alma, corazón, cuerpo y mente. Cuando puedes atar la vivencia con esos cuatro cabos abrazas el tiempo y te fundes con él. Dale a tu sensibilidad cuatro alas y el vuelo de cada instante hacia el horizonte de la memoria puede ser eterno.
Pasados unos minutos observando el infinito Raimon miró a Teresa de nuevo. Le pareció ver una pizca de tristeza en su mirada perdida y...

- ¿En qué piensas, vida?
- Nada, me acordaba de una amiga, Pilar.
- Pablo me comentó que a lo mejor no vendrías sola. ¿Está aquí?
- No, que va. Sí fue a la estación, pero cuando llegó el momento de subir al tren se echó para atrás.
- ¿Por qué? No entiendo...
- Bueno, te diría por miedo y podría quedarme tan ancha, pero es más complejo...
- No me digas: ¿apego a lo despegado?
- Hombre, suena muy básico pero de alguna manera... No sé, la entiendo pero no la comprendo. Dicen que querer es poder, pero... No siempre es así, ¿no crees?
- Entre querer o desear y poder hay un único escalón: actuar. Sería fácil si actuando tuvieras garantías, pero nunca las tienes. Entonces, bueno, ya hablamos de eso... Tu sí quisiste, y es evidente que has podido. ¿Cómo valorarías tu estancia aquí?
- ¿Qué cómo...? ¡Maravillosa! Increíble, mágica, inolvidable...
- ¿Tenías alguna expectativa para este viaje?
- ¿La verdad? Todas y ninguna. Aunque, si te soy sincera, de ninguna manera podía imaginarme encontrar el amor de mi vida. ¿Sucede a menudo?
- Que va, suele ser muy raro. Quizás una o dos veces al año.
- Quisiera preguntarte: ¿por qué aceptaste ser mi guía?
- El otro día me hablabas de lo que encontraste en mis ojos. Mi camino fue muy similar. Tu mirada era abierta, llana y limpia. En ella me pareció vislumbrar confianza, decisión, paz, libertad, ...
- Libertad... Jo, ¿me hubieras aceptado igual si no te hubiera parecido libre?
- Seguramente no, cariño. Pues aun con todo lo demás un sentimiento de atadura no te hubiera dejado ofrecerte en tu mirar. Creo que posiblemente no me hubieras elegido a mí y, de haberlo hecho, no hubieras podido sostener firmemente un enlace visual incondicionado.
- ¡Qué suerte la mía!
- La nuestra, dirás. ¿Sabes? Mucha de la gente que regresa a Nunca Jamás en el mismo tren que les trajo es por ese motivo que te comentaba. No se sienten libres y eso les priva de poder creer verdaderamente, de tener una fe absoluta en la vida. Y viene aquí a buscar lo que nosotros llamamos “prueba de vida” y, así, no pueden ser más que espectadores. Intentan confirmar desde fuera que existe un más allá para poder cerrar el aquí. Pero no existe. Ese más allá es una ficción, un invento para dar sentido al aquí. Lo que en verdad existe son un aquí y ahora dúctiles, transformables, una realidad que viene y va contigo, que está en ti. Y para sacar partido a esa inmensa capacidad debes ser actor, nunca espectador.
- Con todo eso que me dices Pilar hizo bien en quedarse. De haber venido no hubiera encontrado guía. Ella sigue casada, viviendo en un desamor que la...
- Entonces está atada a una realidad incompatible con la filosofía de vida de Goig. Seguramente, suele ser así, ha desarrollado un instinto primario, básico en el ser humano, que le lleva a proteger lo que tiene, aunque no la satisfaga. Hasta que no se de cuenta de eso no podrá cambiar su identidad estática por una dinámica que abra su vida a los cambios. Creo que en eso tú, ahora, podrás ayudarla mucho.
- Lo intentaré, claro... Uy, hablar de ella me ha hecho sentir frágil. ¿Me abrazas?
- Claro. ¿Quieres ir ya para adentro?
- No, mejor entras tú... Quiero tenerte otra vez de frazada bajo ese techo estrellado. Yo seré la arena, tú la ola y el cielo nuestro hogar. ¿Te apetece?

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